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¿Cierre de establecimientos nocturnos o impotencia de Policía para controlar vándalos?

Antes de prevenir problemas de orden público, la Policía recurre al cierre de los establecimientos, causándole grandes perjuicios económicos a estos negocios.

Se ha vuelto recurrente la acción vandálica de un grupo de jóvenes que, de manera violenta, invade el espacio público frente a establecimientos públicos para generar el caos.

Regularmente lo hacen tras la celebración de actos públicos, en especial de precarnaval, para dedicarse a obstaculizar el tráfico vehicular y peatonal y fastidiar a los clientes que departen sanamente en esos sitios. En muchos casos aprovechan la confusión para despojar a las personas de sus pertenencias, comportándose como verdaderos delincuentes.

Así lo hicieron la noche del sábado luego de la Lectura del Bando. El grupo se trasladó hasta el sector de la calle 74 con carrera 44, donde cerró el paso a los vehículos. Cuadras más arriba había una especie de festival de car audio, sin ninguna clase de vigilancia ni autorización, y con alta concentración de motos y carros, de jóvenes consumiendo licor en la vía pública.

Allí la situación se tornó tensa, lo que obligó la presencia del Esmad que además requirió el cierre de actividades de un establecimiento, en cuyo interior no se produjo ni una discusión,denotando absoluta impotencia para controlar la situación. Mientras que otros negocios, que expeden licor a los peatones y jóvenes que se estacionan en plena vía pública a consumirlo, violando el Código Nacional de Colombia, ni les solicitaron que hicieran lo mismo para colaborar a controlar el orden público.

Enseguida, los vándalos se trasladaron al sector de la calle 84 entre carreras 47 y 49C, donde procedieron con igual forma de violencia.

Como se trata de dos sitios plenamente identificados, donde las autoridades conocen el accionar de estas personas, valdría la pena que la Policía actuase con prevención para controlar a tiempo a estas personas, sin tener que recurrir al cierre de los establecimientos en perjuicio de los propietarios y de la misma ciudadanía que acude a ellos para su sana diversión. Tranquilidad que es interrumpida por los vándalos caracterizados por fomentar problemas de orden público.

Hacemos este llamado de atención ya que desde el sábado 19 de enero de este año, Barranquilla se convierte en un solo rumbeadero hasta el Miércoles de Ceniza, en desarrollo de las carnestolendas. Y por acción de vándalos y delincuentes disfrazados de carnavaleros ponen en peligro nuestras fiestas, patrimonio inmaterial de la Humanidad.

Las preguntas que surgen son las siguientes: ¿Deberán sacrificarse los comerciantes, debidamente establecidos y al dìa en el pago con sus impuestos, para que no ocurran más este tipo de acciones vandálicas?

¿O será que este grupo de vándalos es más que el Esmad?

 

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